domingo, 30 de marzo de 2014



Under


 
Se corre la tapa de una alcantarilla y se baja una escalera. La gente pasa por al lado, arrastrada por la velocidad de la ciudad, aturdida por el ruido indistinguible de cientos de máquinas, que vivas o muertas… deambulan apuradas. Sólo ven el fin de la cuadra, el semáforo que tarda, el reloj que no para. Corren detrás de los segundos que se esfuman, y se mezclan con el humo y la bruma que despega del asfalto. Las imágenes repetitivas de la urbe agobiada, los lugares comunes de cientos que no descansan…
Y mientras… mientras caminan sobre la ciudad que se duplica hacia abajo.
Ahí las avenidas son mudas, las paredes te aturden, la humedad te ataca y es la adrenalina la que te defiende.
Al salir, con barro en todo el cuerpo y la respiración agitada, alguien escuchó el ruido y fantaseó con un mundo subterráneo, 30 metros debajo de sus pies.
Le dijeron que estaba loco, y se fue a dormir.
Esa noche soñó con las catacumbas.
Lo despertó el silencio.
Y por fin, una vez, había descansado.

 Onírico










Te soñé.
Desnuda
Te desnudé.
Soñando. 
Sudando.
Te desdudé.
Soñando 
y...
desnudando
te...