jueves, 30 de julio de 2015

Entonces llegó el fin

Ella tocó el timbre y él salió a abrir la puerta con una campera que casi le llegaba a las rodillas. Estaba descalzo. Se abrazaron hasta los huesos. Ella sintió su pija sobre su panza. Le dio un cosquilleo. Intuyó que estaba desnudo. 
Al entrar a la casa él se sacó la campera. Temblaba levemente. Su piel era tan morena como ella la recordaba. Miró su pija y se detuvo unos segundos ahí. Tragó saliva. Podía sentir "su" olor desde esa distancia. 
Ella no lo dudó. Se sacó la campera, el pullover, la remera, se desabrochó el corpiño, se bajó la calza junto con la bombacha, se descalzó y fue a sus brazos. Volvieron a sentir sus cuerpos desnudos, uno sobre el otro. Volvieron a detener el tiempo como hacían antes. Respiraron hondo. Cada roce era como una descarga eléctrica que hervía la sangre. Se sentía un olor que sólo ellos dos conocían. Un olor de ellos y de nadie más.
Se rieron y entonces llegó el fin.